Dado que el mercado laboral constituye la principal fuente de ingreso para la mayoría de las personas en edad de trabajar, no es de sorprender que este tenga un papel fundamental en la transmisión de perturbaciones negativas agregadas de la economía a los individuos y los hogares. Este documento aporta evidencia empírica a favor de que los empleos no protegidos no deben ser concebidos como necesariamente inferiores a aquellos afiliados a un sistema de seguridad social. En particular, se encuentra que trabajadores no protegidos de ciertos sectores de actividad económica perciben mayores ingresos laborales reales que sus contrapartes protegidos. Más importante aún, se observa que durante la crisis de 1995 únicamente trabajadores que no estaban afiliados a algún sistema de seguridad social fueron quienes no vieron mermados sus ingresos laborales reales.

Este documento presenta por primera vez en México una estimación de la riqueza física y financiera neta de los hogares y el estudio sobre su distribución en el tiempo. El antecedente inmediato es el cálculo de la riqueza financiera hecho por Székely [1998] en The Economics of Poverty, Inequality and Wealth Accumulation, sin embargo el autor no descuenta el valor de las deudas contraídas por los hogares para obtener la riqueza neta. Entre las principales conclusiones se encuentran que las restricciones en el acceso al crédito constituyen una importante fuente de desigualdad para la acumulación de activos y que la desigualdad sigue un comportamiento pro cíclico. El documento también presenta evidencia empírica sobre el empleo de los activos financieros como mecanismos para suavizar efectos adversos durante periodos de incertidumbre económica. La unidad de análisis son los hogares y la fuente de información empleada proviene de la ENIGH (1992-2000). La propuesta metodológica del documento permite la obtención de información sobre riqueza a partir de la capitalización de flujos de ingreso. La contribución de este trabajo al análisis de la desigualdad consiste en estudiar la distribución de los recursos de los hogares a partir de variables de acervo, y no de flujo (como se realiza en los estudios sobre distribución disponibles hasta el momento) lo que podría servir de guía en la conducción de decisiones de política hacendaria.