Carta del director, Rafael Fernández de Castro
La energía, que unió a Europa hace medio siglo, parece hoy separar a América Latina. Si en ese lapso seis enemigos sempiternos decidieron consolidarse como unidad, con base en el carbón y el acero, y esa unión se amplía ahora en vertientes políticas y sociales, en nuestra región, como advierte desde Brasil Ricardo Sennes, la integración energética se atasca no sólo en los nacionalismos sino en las diferencias políticas de toda naturaleza.